La fallecida actriz Elizabeth Taylor amaba los diamantes y su pareja intermitente, Richard Burton, adoraba consentir a su amada. Todo mundo sabe que él la llenaba de joyas y una de las más famosas fue la piedra que compró en Cartier en 1969. El también actor la bautizó como «Taylor-Burton».
En un principio, Burton quiso colocar el diamante en un anillo pero por su enorme tamaño decidió que sería en un collar.